Gary
Renard se hizo famoso con el libro La
desaparición del universo.
Este se ha tornado para muchas –hablo
de
forma inclusiva
y lo explico en el artículo «Más que como hombres y mujeres,
tratémonos como personas»– en un libro de lectura obligatoria
para entender mejor Un
curso de milagros
–en
lo sucesivo UCDM.
En
sus libros Gary pone luz sobre algunos temas de UCDM, pero esa luz a
veces me parece insuficiente, como cuando afirma que el mundo es una
ilusión. El mundo, la dimensión espaciotemporal es real, lo que es
ilusorio es la interpretación de
lo que creemos percibir y las creencias que subyacen en nuestra
relación con el mundo, con las que vamos dando forma a nuestra
imagen o identidad, pues es a lo que damos importancia con lo que
construimos o soñamos nuestra identidad.
¿Quienes
somos? ¿somos Almas encarnadas? ¿somos el Cristo, la atemporal Hija
de Dios? Sí, somos todo eso, ¿pero podemos dejar la perspectiva que
alimenta la creencia de que somos un cuerpo y un ego y salirnos del
molde humano para tomar la perspectiva del Ser atemporal que somos?
Somos
atemporales y la vida que creemos experimentar, se podría decir que
para nuestro Ser ya ha sido y que por tanto se podría decir que ya
estamos Despiertas –esta es una Idea que desarrollaré en otro
escrito– y no tiene sentido dar importancia a nuestras necesidades
egoicas que conforman la limitada imagen con la que nos
identificamos.
Hemos
olvidado Quien somos –somos Una– y nos hemos identificado con el
instrumento que es nuestro cuerpo, creyendo percibir un mundo
externo, separado de nosotras mismas y en el que buscamos el amor, la
paz y la libertad que no creemos poder encontrar en nuestro desolado
interior.
Esta
búsqueda hacia afuera es la negación de Quien somos Realmente. El
sufrimiento y el resentimiento que creemos experimentar en nuestra
lucha por colmar nuestra sensación de carencia es fruto del apego
a esta identidad egoica. Soltarlo requiere brindarse
Paz, perdonarnos continuamente para romper con la creencia
en la separación que da lugar al miedo, al juicio, la culpa, la
frustración… y nos hace comportarnos como víctimas
de nuestras hermanas y del mundo.
Somos
Una, todo es lo mismo, es nuestra Mismidad, no hay dualidad, no hay
relación, nada es relativo. Nos cuesta creer que ya estemos
Despiertas, que seamos atemporales y que hayamos elegido vivir esta
paradoja en la que aparentemente nos dividimos en trillones de Almas
que han olvidado Quien somos.
En
conclusión, el universo de más de dos millones de galaxias en el
que vivimos no es irreal, lo que es irreal es el significado
que le damos y que nos damos desde nuestra limitada perspectiva. Nos
identificamos con el cuerpo con el que vivimos la vida, que creemos
que ha sido moldeado por las experiencias que le han sucedido a lo
largo del tiempo, especialmente la relación con nuestros padres.
Esas relaciones han existido, pero no son una influencia externa, lo
que nos ha influenciado es un conjunto de interpretaciones con las
que nosotras mismas nos hemos moldeado. Es nuestra la
responsabilidad, nuestros padres
no tienen la culpa, ni son la causa de nuestras interpretaciones,
creencias y miedos. Liberémosles, disfrutemos de brindarnos Paz y
compartirla con ellas.
Juan
Rigo Feijóo
Terapeuta
gestalt y estudiante de Un curso de milagros.